Muchos creen en la creación del mundo por mandato de Dios, otros persiguen la doctrina evolucionista, y cada vez más hablan desde el “agnosticismo”, entendiendo que todo el Reino, animal y vegetal, tiene un origen cosmológico y que existe algo “superior”.
Hemos pasado por varias épocas en donde la religiosidad y el fanatismo ha tenido un impacto desolador. Es más, aún vemos que en nombre de ese hombre gigante que todo lo sabe, y de donde provienen las más grandes bendiciones, y también los más crudos escarmientos, se emprenden guerras que reproducen la muerte entre hermanos.
Pero a pesar de esta realidad humana, esa que compite por el cariño de un padre ausente, con lo sofisticadamente trágico que puede resultar, a veces puede tener representaciones bastante cómicas.
Los que vivimos en Santiago, hemos sabido del tipo que adoraba en una esquina durante largas jornadas gritando “Gloria al Pulento”, y actualmente, la creatividad y pluma de un vagabundo vestido de mujer que se hace llamar el “divino anticristo”.
Es que a falta de grandes eventos como las Lenguas de fuego en el Día de Pentecostal, o la paloma que emergió del río de Juan convirtiéndolo en bautista, buenas resultan ser, incluso las apariciones de virgenes en la caca de una paloma, rostros de Jesús en un orín de perro, o la imagen de cuerpo entero en el trasero de uno de estos animales.
Mientras esto no haga daño a la gente que lo cree por medio de la fe, quizás no sea tan malo como algunos creen. Personalmente me parece parte del anecdotario de una sociedad, que carente de espacios de solución a sus conflictos, debe ampararse en este tipo de manifestaciones místicas.
Por lo menos no se trata del “vidente de Villa Alemana“, un muchacho que conversaba con la virgen entre 1983 y 1988. Investigaciones periodísticas sostuvieron que las apariciones fueron parte de una maniobra para desviar la atención de todo un pueblo frente a los embates de la Dictadura en Chile.
En el video siguiente vemos lo que sucede cuando un perrito tiene “la buena voluntad” de orinar sobre una pared, generando el rostro de Jesucristo. El pobre perro a pesar de ser un héroe en la larguísima epopeya religiosa, sigue en la calle.
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