domingo, 27 de diciembre de 2015

Científicos realizan arduos intentos por resucitar al "Solitario George"

Investigadores estadounidenses han descubierto que el ADN del "Solitario George" aún se conserva en otras especies, por lo que esperan separar su genes para lograr "revivir" a la extinta tortuga.


El pasado 24 de junio de 2012, fue una fecha trágica para el mundo animal. Ese día falleció el último espécimen de la Chelonoidis abingdonii, más conocido como las tortugas gigantes de Galápagos, el cual aún se recuerda la vida del famoso "Solitario George", quien murió a la edad de 109 años aproximadamente.
"George" era una celebridad para los conservacionistas, y un símbolo de los frágiles ecosistemas de las islas que inspiraron la teoría de la evolución de Charles Darwin.
Cuando se descubrió la existencia de la tortuga en el año 1971 por un científico húngaro- en ese entonces se creía que esta especie estaba extinta- se decidió trasladarla desde la isla Pinta, su hábitat natural, hasta la Estación Científica Charles Darwin, en la isla Santa Cruz, para ser cruzada con otras especies y así mantener vivo su linaje. Sin embargo, no se logró este objetivo y murió sin dejar descendencia.
Sin embargo, científicos estadounidenses comandados por James Gibbs de la Universidad de Nueva York, han estado investigando desde el año 2008 para buscar una forma de preservar esta especie.
De esta manera, comenzaron a tomar muestras de sangre de 1.600 tortugas en las laderas del volcán Wolf, en la isla Isabela, descubriendo que varios ejemplares conservaban buena parte del ADN de la Chelonoidis abingdonii, la especie de Solitario George.
Según indica La Tercera, ahora los científicos esperan "revivir" la especie tomando los ejemplares con el ADN más puro y cruzándolos sucesivamente hasta conseguir una tortuga con el porcentaje más alto de ADN de la Chelonoidis abingdonii.
No obstante, estos intentos tardarán más de una década en dar resultados, según indicaron los propios investigadores.

Los intentos por revivir a George

Las Islas Galápagos son conocidas por mantener un variado ecosistema, principalmente de tortugas, en donde se estima que había al menos ocho especies y más de 250 mil ejemplares de tortugas gigantes. Al menos tres de ellas se han extinguido por responsabilidad del hombre.
En los años '70, sólo tres mil ejemplares sobrevivían. Desde el siglo XVII, marineros de la zona los capturaban por su carne, escaso costo de mantenimiento - una tortuga puede estar hasta un año sin beber ni comer- y su increíble longevidad., donde pueden vivir hasta 200 años.
Pero, a pesar de esta situación, los científicos descubrieron que muchas tortugas eran arrojadas al mar. Gracias a su largo cuello,muchas lograron nadar hasta la isla Isabela, donde se cruzaron con las especies nativas. Son estos ejemplares los que conservan el ADN de la Chelonoidis abingdonii. 
Debido a esto, un grupo de científicos se dirigió el noroeste de la isla Isabela el pasado noviembre para comenzar con un expedición que tenía el objetivo de buscar 40 tortugas en las laderas de ese volcán con un alto contenido de genes de las extintas especies.
De esta manera, los científicos pretenden separar las tortugas “seleccionadas” y luego cruzar animales cuyo ADN es más cercano a las especies originarias para llegar a obtener tortugas con el patrimonio genético perdido.
Pero a pesar de estos esfuerzos, los científicos indican que una especie perdida nunca se puede reestablecer por completo, debido a que una especie es más que la suma de un conjunto de genes.
No obstante, la tecnología genética cada vez está avanzando más y, lo más probable, es que en algunos años más aparezca la descendencia del "Solitario George" o una tortuga similar.