Otro claro ejemplo de por qué los animales no nacieron para estar encerrados es la trágica muerte de 9 osos de circo mientras se encontraban de gira en una feria en Turquía.
Murieron después de inhalar el humo que generó un cortocircuito dentro de la habitación donde se encontraban descansando. Desafortunadamente para estos animales, no son tan resistentes al humo como los humanos y murieron irremediablemente 9 de los 10 osos que trabajaban para el circo ruso Rosgostsirk.
Según el jefe del circo, Alexander Kalmykov, los trabajadores del circo que están a cargo de los animales trataron de rescatarlos durante todo el día y la noche pero los esfuerzos no fueron suficientes.
Ahora bien, quieren que el gobierno de Turquía se haga responsable por las muertes de los animales ya que la tragedia sucedió dentro de las instalaciones. Dicen que el daño “más que material, es moral”… me pregunto si esa es una manera de ponerle un precio más caro a la vida de animales que no tendrían por qué estar ahí en primer lugar.
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