sábado, 28 de enero de 2012

MEMORIAS DE LA REVOLUCION ALFARISTA

El Revolucionario Eloy Alfaro Delgado


José Eloy Alfaro Delgado organizó los sectores populares desde 1864 para realizar una revolución que rompiera los privilegios de un grupo minúsculo y otorgar derechos a todos los ecuatorianos por igual.
El Revolucionario nació el 25 de Junio de 1842, en Montecristi, pequeño poblado situado cerca de la costa, en la provincia de Manabí. Sus progenitores: Manuel Alfaro, comerciante español interesado en temas políticos, y Natividad Delgado.
Sus hermanos fueron Idelfonso, José Luis, Medardo, Marcos, Manuela y Manuel.
El 5 de Junio de 1864, cuando Alfaro tenía sólo 22 años, lideró la primera acción revolucionaria en Montecristi, junto con artesanos y comerciantes de la localidad, contra el gobierno de Gabriel García Moreno.
El revolucionario estaba articulado a grupos liberales y desde entonces se movilizó continuamente con sus montoneros para derrocar a los gobiernos que defendían las prebendas de unos pocos aristócratas, quienes habían heredado privilegios desde la época de la corona española.
A medida que luchaba junto a su pueblo, fue construyendo un proyecto político para modernizar el Estado y consolidar la nación ecuatoriana con el aporte de importantes intelectuales de nuestro país.
Eloy Alfaro fue Jefe Supremo entre 1895 y 1896. Ya en calidad de Presidente Constitucional gobernó hasta 1901. Al asumir Leonidas Plaza Gutiérrez se evidenció la división entre los liberales radicales dirigidos por Alfaro y los moderados encabezados por Plaza.
En 1906 Alfaro volvió al poder como Jefe Supremo, buscando garantizar el proceso revolucionario. Fue nombrado posteriormente Presidente Constitucional y gobernó hasta 1911 en medio de fuertes tensiones. El carácter popular del proyecto radical alfarista, el temor a la acción política obrero – artesanal y la liberalización campesina, motivaron la acción violenta de los segmentos burgueses y terratenientes, creando las condiciones para la “Hoguera Bárbara” y el asesinato del máximo líder de la Revolución Liberal Radical, el 28 de enero de 1912.
Eloy Alfaro no sólo fue el pragmático de la Revolución Liberal Radical, sino que además produjo varias narrativas, ensayos y crónicas que recogen su visión, la acción, el proceso y el espíritu de la época.
Entre las obras de Alfaro destacan:
  • La campaña de Esmeraldas
  • La Regeneración y Restauración
  • La campaña de 1884
  • Narraciones históricas
  • Deuda Gordiana.
La Historia del Ferrocarril fue su último escrito en el cual buscó defender la transparencia del proceso de construcción de la magna obra. El texto original fue entregado a Carlos Andrade, poco antes de su muerte, mientras viajaba a Quito en el propio tren.
Eloy Alfaro en un recorrido a caballo durante su Presidencia

El Legado de la Revolución Alfarista


La Revolución Alfarista legó al pueblo ecuatoriano las bases para una sociedad de derechos, incluyente, laica y soberana con conciencia americana.
Los gobiernos alfaristas, de carácter radical, pusieron en vigencia constituciones políticas en las cuales se otorgaban derechos civiles tales como la libertad de expresión, entendida como la potestad del pueblo soberano a expresarse libremente sin las limitaciones impuestas por los grupos de poder.
Por otra parte, durante la época revolucionaria se concretó el derecho del matrimonio civil, todo lo cual abrió el camino hacia una democracia con ciudadanos.
El alfarismo nos heredó también el Estado laico, es decir, un conjunto de instituciones civiles sin la injerencia del clero y la teocracia.
Gracias a esta Revolución se creó el sistema educativo público y laico, que permitió conocer la realidad bajo los cánones de la razón y la ciencia.
En su gobierno fueron creados los primeros planteles educativos laicos del Ecuador. El primero de ellos fue abierto en Portoviejo, Manabí, el 21 Octubre de 1883, con el nombre de Colegio Nacional Olmedo.
Con Alfaro se inició una política incluyente al promover la participación de la mujer en espacios públicos. Fue un americanista que buscó la integración y al mismo tiempo sostuvo una política soberana y de definición de nuestras fronteras.
Finalmente, esta Revolución profunda construyó el ferrocarril Guayaquil - Quito, magnífica obra que permitió la conectividad entre la Costa y la Sierra, para consolidar la identidad nacional y crear un mercado interno. En Manabí también funcionaron líneas ferroviarias.

La Revolución Liberal Radical

Después de la conformación de la República del Ecuador se inició un proceso de tensión entre los distintos proyectos de estado nacional. El primero ha sido caracterizado por la historia como un proyecto nacional criollo – oligárquico – terrateniente que se mantuvo vigente a partir de las estructuras coloniales hasta 1895.
El Presidente Gabriel García Moreno, quien dominó la escena política entre 1860 y 1875, intentó consolidar un régimen oligárquico que favoreciera los privilegios sociales, políticos y económicos de un grupo reducido, y un Estado asociado con la Iglesia Católica como institución encargada de la educación confesional, el registro de la población y el cobro de impuestos.
La sociedad ecuatoriana era desigual, no todos tenían similares derechos políticos, sociales y económicos. La tierra estaba concentrada en los terratenientes y se profundizaba una forma de servidumbre conocida como concertaje que afectaba a los indios y campesinos costeños.
Desde 1864 los liberales radicales empezaron un proceso de lucha en la costa, en busca de una sociedad distinta. En 1872 se produjo un levantamiento en la provincia de Chimborazo liderado por el indígena Fernando Daquilema.
El segundo proyecto, denominado Proyecto Nacional Mestizo (Ayala Mora. Editor. 2008), y se extendió hasta 1960. Dentro de este período se produce el hecho revolucionario más importante en la historia del Ecuador, la Revolución Liberal Radical (1895 – 1922), en cuyo proceso tuvieron agencia por primera vez los sectores campesinos y medios de las nacientes ciudades.
Esta revolución fue liderada por Eloy Alfaro Delgado, un líder atípico lejano a las antiguas estructuras criollas terratenientes y distinto por su origen al ser nativo de una provincia periférica, Manabí.
El legado de esta Revolución en lo político fue fundamentalmente la incorporación de derechos y garantías políticas y civiles en la constitución, la separación del estado y la Iglesia fundando instituciones modernas civiles.
Desde la perspectiva social, la creación del sistema laico público, la conculcación del tributo indígena y la prisión por deuda, el impulso a los artesanos y gremios, la incorporación de la mujer al trabajo público, la nacionalización de los bienes de la Iglesia Católica.
En lo económico, la regulación monetaria basada en el patrón oro, y las intenciones de limitar el comercio importador para beneficiar el desarrollo de la incipiente industria nacional.
Obras físicas de magnitud en la construcción de la integración nacional, la conectividad y el mercado interno fueron el telégrafo y el tren trasandino.
El tema de la soberanía como posición política permanente y los afanes de integración latinoamericana basada en una internacional del liberalismo social, fue otro de los elementos claves de la Revolución.

Montoneras Liberales Radicales

Desde principios del siglo XIX grupos de campesinos armados que realizaban correrías en la Costa ecuatoriana, eran incorporados por facciones políticas que buscaban desestabilizar a los gobiernos de turno.
Desde 1864 Eloy Alfaro Delgado articuló a los grupos armados para luchar por la causa liberal radical, que buscaba una transformación política y social, convirtiendo a los montoneros en actores políticos.
La primera montonera liberal radical se expresó en Colorado, Montecristi, el 5 de Junio de 1864, liderada por Eloy Alfaro y respondiendo a un plan en contra del Gobierno de García Moreno.
Los montoneros Pascual Alvia, Braulio Reyes, Bruno Muentes y Tadeo Piedra fueron fusilados en Montecristi y Jipijapa.
Las montoneras alfaristas que lucharon durante treinta y un años obedecían a un proyecto ideológico. Estaban integradas por  campesinos, intelectuales, artesanos, comerciantes y estancieros fundamentalmente de Esmeraldas, Manabí y la zona rural de Guayaquil.
La historia se olvida a menudo de mencionar la contribución de las mujeres a la Revolución Liberal Radical. Las mujeres fueron actoras fundamentales tanto en la lucha armada como en la difusión de información e  ideas.
Se destacaron como montoneras Isabel Muentes (1864), Filomena Chávez, quien portó un traje de campaña y obtuvo el título de Coronela; Delia Montero Maridueña; la “mulata” Martina; la Coronela Joaquina Galarza, y muchas mujeres anónimas que apoyaron la causa revolucionaria. 

  
Libro Narraciones Históricas   
    







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