El pequeño león que pesaba unos 15Kg, fue bautizado como Christian.
Le habían asignado un lugar en el sótano, le proporcionaban 4 comidas diarias e hicieron arreglos para que el león tuviese un terreno donde correr libremente.
Compartieron muchísimos momentos, y establecieron un fuerte lazo con Christian. Pero sabían que tarde o temprano el león debería abandonar su cautiverio. Cuando llego a los 85 Kg se pusieron en contacto con George Adamson, experto en leones, para devolver al animal a su hábitat natural.
John y Anthony hicieron un seguimiento de la inserción del león a la vida salvaje; y después de un tiempo recibieron noticias de que Christian se había adaptado con éxito.
Los australianos realizaron un último viaje a África para despedirse de su amigo. Se les advirtió que seguramente Christian no los reconocería pasado ese tiempo, pero Rendall y Bourke hicieron el intento, y llamaron a Christian.
Lo que sucedió a continuación fue impactante: El león corrió a su encuentro y los 3 se fundieron en un afectuoso abrazo. El hecho fue grabado, y lo pueden ver a continuación:
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